Mi abuelo Domingo. Hoy hace un año que murió. Es curioso lo rápido que se me ha pasado este tiempo, y ya hace un año que me despertó el teléfono para decirme que había muerto. Me vestí inmediatamente y bajé a su casa, no se que esperaba encontrar. Ahí estaba, en la cama, como dormido, con una expresión de tranquilidad y descanso increible en su cara. Y mi abuela, mis tios y mi madre a su lado, despidiéndose de él. Ya había terminado otra laborcita. Me sorprendió ver a mi tía Paula, la hermana de mi abuela, sentada en una silla, a los pies de la cama. Al día siguiente, en realidad el mismo día, pero ya de mañana, mi madre me dijo que la había llamado mi abuela, y supuse que la necesitaba cerca. Pasé los dos días siguientes como en una nube, hasta la hora del entierro y el funeral. Vinieron sus sobrinos de Galicia, sólo para estar en esos momentos con él, o con nosotros, o no se. Esta tarde, en el cabo de año, estaban las hemanas y las sobrinas de mi abuela, que curioso, parece que las m