Otra vez aquí, aunque no hemos vuelto al trabajo todavía. Lorenzo tiene vacaciones hasta el martes pero yo me incorporaré mañana.


Estos días de relax y desconexión no me han cundido mucho. He avanzado menos de lo que me hubiera gustado, pero supongo que eso es normal.
Por fin en lugar de volver el martes o el miércoles como teníamos previsto volvimos el jueves, la abuela, la tía, Chispas y yo en el coche y Lorenzo y Diana en el autobús. Para cuando ellos llegaron a la 1 de la madrugada yo ya había puesto la lavadora, había tendido la ropa y había cenado. El viaje no estuvo mal, se hace un poco largo pese a que las carreteras ya no son como las de antes y en unas 7 horas puedes estar aquí, y a los del autobús ¡imagínate! Llegaron un poco cansados y un mucho aburridos, sobre todo por las compañeritas de viaje.
Antes de venirnos, el 25, nació Ariadna, la hija de Pablo y Rocío, pero no nos dio tiempo de ir a verla porque seguían en el hospital de Santiago cuando nos vinimos.
El viernes vimos a los sobrinos Jiménez en casa de mi madre. Están preciosos, un poco revoltosos pero preciosos. Por la tarde fuimos a ver a la abuela Magdalena y a la tía María Luisa y estuvimos un ratito con ellas y con Ana. Después tomamos un cafecito con Belén, Sota y los niños. Parece que todos han crecido estos quince días sin verlos.
Ayer vinieron Mamen y Juanmi a pasar el fin de semana a casa de unos amigos y comieron con nosotros en el Berceo. Pasamos un rato agradable.
Hoy vamos a subir a comer a Murillo con los sobrinos Sedano.
Esta semana, mientras estábamos en Galicia, falleció el abuelo de mi cuñada Belén. Parece que ha querido irse con su mujer. Es curioso cuantas veces sucede esto, personas mayores que han compartido toda su vida y que se siguen en la muerte con pocos meses de diferencia, como si una vez que el otro no está ya no mereciera la pena seguir aquí.
Betanzos.
Santiago.
Estos días de relax y desconexión no me han cundido mucho. He avanzado menos de lo que me hubiera gustado, pero supongo que eso es normal.
Por fin en lugar de volver el martes o el miércoles como teníamos previsto volvimos el jueves, la abuela, la tía, Chispas y yo en el coche y Lorenzo y Diana en el autobús. Para cuando ellos llegaron a la 1 de la madrugada yo ya había puesto la lavadora, había tendido la ropa y había cenado. El viaje no estuvo mal, se hace un poco largo pese a que las carreteras ya no son como las de antes y en unas 7 horas puedes estar aquí, y a los del autobús ¡imagínate! Llegaron un poco cansados y un mucho aburridos, sobre todo por las compañeritas de viaje.
Antes de venirnos, el 25, nació Ariadna, la hija de Pablo y Rocío, pero no nos dio tiempo de ir a verla porque seguían en el hospital de Santiago cuando nos vinimos.
El viernes vimos a los sobrinos Jiménez en casa de mi madre. Están preciosos, un poco revoltosos pero preciosos. Por la tarde fuimos a ver a la abuela Magdalena y a la tía María Luisa y estuvimos un ratito con ellas y con Ana. Después tomamos un cafecito con Belén, Sota y los niños. Parece que todos han crecido estos quince días sin verlos.
Ayer vinieron Mamen y Juanmi a pasar el fin de semana a casa de unos amigos y comieron con nosotros en el Berceo. Pasamos un rato agradable.
Hoy vamos a subir a comer a Murillo con los sobrinos Sedano.
Esta semana, mientras estábamos en Galicia, falleció el abuelo de mi cuñada Belén. Parece que ha querido irse con su mujer. Es curioso cuantas veces sucede esto, personas mayores que han compartido toda su vida y que se siguen en la muerte con pocos meses de diferencia, como si una vez que el otro no está ya no mereciera la pena seguir aquí.
Comentarios