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Acabo de volver a casa después de pasar practicamente todo el día fuera. Por la mañana hemos ido a la degustación de lomo con pimientos en la Plaza del Mercado y de queso de roncal y chistorra en Portales, y después hemos acabado tomando un café en la plaza 1º de mayo y volviendo a casa a las 5 para la siesta.
A las 6 hemos ido a comprar los regalos de Ana y Tobes, que ya se los debíamos y hemos cenado en un italiano en Avenida Portugal que no recuerdo como se llama. Luego a La Vieja Estación a tomar una cerveza y a casita.
No ha estado mal para ser un día de resaca. Ayer fuimos a los fuegos y a ver a Sultans of Swing, y luego a la Mayor hasta las 6. Lo pasamos bastante bien y nos sirvió para hablar entre nostros y con los demás y conocernos un poco mejor.
También hoy hemos tenido una conversación interesante mientras nos tomábamos las copas. El tema ya os podéis imaginar que era Miri y como le va. La verdad es que estamos ya un poco moscas con todos los días que han pasado desde la última operación, con las informaciones de los médicos que no son nada esperanzadoras, y con las conversaciones con su madre y su hermana, que no hacen presagiar nada bueno. Además sabiendo como es y con las perspectivas de futuro que se atisban no se puede tener mucha ilusión.
A veces pienso que deberíamos poder saber nuestra fecha de caducidad, y como va a ser el final para poder decidir si queremos o no esperarlo o si preferimos terminar antes y mejor. Puede parecer muy duro, pero creo que son peores algunos finales que otros.

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