Hace varios días que no escribo. No es que no haya hecho cosas, que si, sino que he metido horas frente al ordenador para avanzar con la escritura de la tesis, y preparar las clases, así que no me apretecía continuar pegada al teclado.
Los ratos que he dedicado a la costura me han cundido bastante. He conseguido el primer objetivo de los dos SAL en los que estoy apuntada y ya veis que bonitos resultados. Aprovecho para agradecer a Emi y a Tere su trabajo preparándonos las labores.
Este es el primero de los Días Maravillosos.
Y este un nuevo Buho para mi colección.
Esto es lo que hago, pero ¿es lo que soy?
Lo que soy incluye lo que siento, el desconcierto de no saber qué decir a un amigo que ha perdido a su madre, que no por esperado es un trago menos amargo; el desasosiego por no poder ayudar a curar un corazón roto, porque no hay tiritas para las heridas del alma; la inseguridad que produce saber que nada es tan perfecto parece, que "los ricos también lloran"; pero también incluye la tranquilidad de saber que la madurez ayuda, que he conseguido "relativizar" (debe ser la palabra del dia) y que si bien comprendo y comparto los problemas de los demás siguen sin ser mis problemas.
Puede sonar duro, porque no se si lo sé expresar con claridad. Quiero decir que hace dos o tres años un dia como hoy me habría sumido en una profunda tristeza, y sin embargo hoy lo siento, pero no puedo llorar. Puedo escuchar, puedo hablar, puedo aconsejar (aunque no me parece lo más adecuado), puedo abrazar y besar, pero no puedo llorar.
Los ratos que he dedicado a la costura me han cundido bastante. He conseguido el primer objetivo de los dos SAL en los que estoy apuntada y ya veis que bonitos resultados. Aprovecho para agradecer a Emi y a Tere su trabajo preparándonos las labores.
Este es el primero de los Días Maravillosos.
Y este un nuevo Buho para mi colección.
Esto es lo que hago, pero ¿es lo que soy?
Lo que soy incluye lo que siento, el desconcierto de no saber qué decir a un amigo que ha perdido a su madre, que no por esperado es un trago menos amargo; el desasosiego por no poder ayudar a curar un corazón roto, porque no hay tiritas para las heridas del alma; la inseguridad que produce saber que nada es tan perfecto parece, que "los ricos también lloran"; pero también incluye la tranquilidad de saber que la madurez ayuda, que he conseguido "relativizar" (debe ser la palabra del dia) y que si bien comprendo y comparto los problemas de los demás siguen sin ser mis problemas.
Puede sonar duro, porque no se si lo sé expresar con claridad. Quiero decir que hace dos o tres años un dia como hoy me habría sumido en una profunda tristeza, y sin embargo hoy lo siento, pero no puedo llorar. Puedo escuchar, puedo hablar, puedo aconsejar (aunque no me parece lo más adecuado), puedo abrazar y besar, pero no puedo llorar.
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